Es una plataforma de hardware libre, cualquier persona puede crear y modificar sus propias placas a partir de una misma base y puede darle el uso que quiera libremente, de manera que con una de estas placas se pueden crear diferentes tipos de microordenadores.
La placa de Arduino está basada en lo que llamamos un microcontrolador, que es un circuito en el que se pueden grabar instrucciones (programar) para crear programas que interactúen con los circuitos que hayamos montado en la placa. Cada placa tiene diferentes puertos de entrada y de salida, de modo que puede recibir y procesar los datos que le enviamos tanto a partir del entorno de programación del software como de otros elementos (un teclado o una cámara, por ejemplo), pero también enviar datos a otros dispositivos externos de muchos tipos (como una pantalla o un altavoz).
Uno de los motivos por los que Arduino es tan popular es la libertad y la flexibilidad que ofrece para montar proyectos muy variados. Y, si nos ponemos en el lugar de alguien que quiere aprender programación y robótica, vemos que esta característica es perfecta porque nos obliga a “trastear” y experimentar con la placa para ir aprendiendo a base de hacer y deshacer. De hecho, no todas las placas de Arduino son iguales: a partir de una base común para todas, existen diferentes modelos de varias medidas, formas y colores, de modo que cada persona pueda escoger la más adecuada para el proyecto que quiera desarrollar. Hay placas más sencillas, placas más complejas y placas que sirven para ampliar y complementar a otra placa principal.
Con Arduino se pueden construir proyectos que van desde un despertador hasta una máquina expendedora, una alarma o un sistema de acceso a casa, un jardín automatizado o un control remoto para cualquier dispositivo. Los usos de esta plataforma son todos aquellos proyectos electrónicos que seamos capaces de imaginar y diseñar.